26 octubre, 2011

;Prohibido enamorarse de París.

Me llamo Claudia y soy soñadora. Me gusta, siempre antes de acostarme pensar que sera de mi mañana. No creáis que soy ese tipo de chica que sueña con el amor de su vida, no que va. Yo sueño con las historias que me deparara el futuro, donde viviere, que seré o que estudiare. Mi madre siempre me ha dicho que soy extraña, que una chica de mi edad siempre se embobada pensando en chicos guapos, en famosos que salen en la tele y que todas van detrás de ellos. Pero yo no, era diferente, mi vida era diferente.
Tenia 15 años y no soñaba con mi primer beso, ni con pasear de la mano de el por la orilla de la playa.
-Claudia nos vamos de viaje a París!- Fue lo primero que mi madre me dijo aquel sábado 23 de Julio.
-¿Qué dices mamá? ¿Qué hora es? No chilles tranquila, tranquila...
Mi madre estaba roja, de la emoción y en su mano llevaba un sobre con dos billetes de avión. Mi hermano, Fran, estaba trabajando en París y nos regaló por sorpresa dos billetes para París para aquella misma tarde. ¿París? Pensé, menudo aburrimiento, la ciudad del amor, tonterías.
Hice la maleta a desgana y después de comer salí de mi casa. Había un chico, delante de mi casa, apoyado en el árbol de enfrente, con una maleta, era guapo, muy guapo.
-Claudia, -chillo mi madre desde el taxi- ¿que haces? Vamos a perder el avión!
Me apresuré y entre en el taxi... quien sabe la de aventuras que me esperaban allí.
A las 10 de la noche llegué a mi nuevo hogar durante el resto del verano. Era todo tan agobiante, tan lleno de gente y tan...tan bonito. Mi hermano nos esperaba con su coche en la estación de autobuses, iba con otra persona. Me resultaba muy familiar, tenia ese cosquilleo en la barriga que te aparece cuando crees que se te olvida algo, que algún pequeño detalle se te ha pasado por alto.
Mi madre y mi hermano se abrazaron fuerte, y después Fran se acercó a mi y me dijo: "Pequeñaja, prohibido enamorarse de París, me oyes?" Y me guiñó un ojo. Nos presentó a su amigo, se llamaba Paul y ese mismo día había salido de España para ir a verle a el también. Al verle sentí algo que nunca me había pasado, algo que me resultaba muy familiar y cercano.
2.
Llegamos a su piso y me metí en mi cuarto para deshacer mi maleta. Tocaron a la puerta, era Paul.
-¿Sabes donde esta tu hermano?. Una cosa os voy a decir, tenia la sonrisa más preciosa del mundo.
- Mm, Si ha salido con mi madre.
-¿Te apetece que te enseñe París? Tengo el permiso de tu hermano, si te apetece seré tu guia.
De repente, no sé muy bien como estaba cogida de su mano de camino a la puerta. Al salir lo veía todo diferente, todo era más bonito y más agradable.
Subimos a su moto, atravesando las estrechas calles de parís y cruzando las grandes avenidas de la misma. Llegamos al lado del río sena y me dijo: "Te apetece pasear un poco'?" Simplemente asentí con la cabeza.
-¿Que tal estas? . Me dijo así, inesperadamente.
-No sé, la verdad es que estoy un poco perdida...
-¿Perdida? ¿Porque?
-No se muy bien que hago aquí, es que...
Un pelotazo me interrumpió. Un grupo de chabales que jugaban al fútbol me golpearon con la pelota, me caí al suelo desplomada. Solo recuerdo como se disculpaban y se marchaban.
Paul me cogió en brazos y pidió un taxi, nos llevo hasta casa.
A las 3 de la madrugada me desperté, Paul estaba sentado en una silla a mi lado
, la luz de la luna se colaba entre las rejas de la persiana. Se despertó sobresaltado.

-¿Como estás?. Me preguntó en voz baja.
-¿Donde están mi madre y mi hermano?
-Llegaran tarde, no les tenemos que esperar despierto... ¿Pero como estás?
-Bien, bien...
Me sentía incomoda con un desconocido a mi lado, no sabia quien era, de donde venia ni que intenciones tenia...pero no sé porque me transmitía una buena vibración...y eso me tranquilizaba.
-Me voy Claudia, no te quiero molestar.Me hice la dormida y pude ver a través de la sabana como se levantaba y se apoyaba en la puerta, mirándome con esa sonrisa estúpida que tubo durante todo el paseo por parís.
Se acercó, me arropó y se fue. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario