14 diciembre, 2011

Fueron felices y comieron perdices.

Una vez, me contaron una historia, parecia de las que nos cuentan cuando somos pequeños, ya sabes, una historia de amor e ilusion ,que nos hace soñar en la que una princesa se enamora de su principe azul, y viven felices, y comen perdices... Y es cierto, él era un príncipe azul, pero no por la ropa, por esos ojos, que, aunque traducen una mirada arrogante, tambien reflejan la luz del cielo. Ella, no es precisamente una princesa. Es una chica, normal y corriente. Aunque puede que distinta, si, es distinta. Al fin y al cabo ella no es como las demas. Y ella lo sabe. Porque todas las demas sueñan con el chico perfecto, hablan de sus sentimientos, se rien cuando pasa un chico mono al lado, coqueteando con el. Ella no. Ella es timida. Y esq le hicieron daño, y sabe que por muchos principes montados a caballo que se acerquen a ella, no volvera a enamorarse jamas. Sin embargo, son juegos que la vida nos prepara, y a los que hay que jugar, aunque no queramos, porque nosotros no decidimos, solo somos sus marionetas. Vivimos lo que la vida quiere que vivamos. Y, aunque ese no era su plan, ella tuvo que cruzarse con el. Y una mirada bastó para alarmarla. Ella tiene miedo. Miedo al amor, no, miedo al dolor que vino después. Y no quiere que se repita. Y él, él es tan diferente, es arrogante, orgulloso, seguramente ligue con todas, y ella no quiere tragarse su cuento. Pero qué remedio? Si ella no decide. Además, esos ojos azules de repente traducen confianza, y, puede ser? Amor.
Algunos no creen en el amor a primera vista, yo .... Si. porque estas personas tan diferentes, con un plan de vida totalmente distinto, acabaron felices y comieron perdices.

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